MATRIMONIOS

Artículo #17

Cómo manejar el dinero en pareja.

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Usted ha gastado demasiado otra vez, y ahora está discutiendo con su cónyuge acerca de cómo pagar las cuentas. Pues, usted está dentro de lo típico: más peleas giran en torno al dinero que del sexo o de los suegros

El dinero es una fuente de fricción, pero no tiene que ser así.

El experto financiero Howard Dayton, cofundador y ex director general de Crown Financial Ministries, recomienda a las parejas.

Descubra la verdad acerca del dinero. Uno de los primeros principios que enseña Crown es que Dios es el dueño de todo. Nosotros no somos más que mayordomos (Sal. 104:24). La mayoría de los cristianos desconocen que la Escritura está llena de consejos sobre el dinero. La Biblia habla de cómo ganarlo, gastarlo, ahorrarlo, invertirlo y pagar las deudas.

No permitan que el dinero los divida. Aunque estén enfrentando una situación económica difícil. No haga ataques personales a su cónyuge. En lugar de ello, busquen juntos la manera de resolver el problema. Busquen la dirección del Señor, en vez de dejar que las dificultades económicas divida su matrimonio.

Tenga una «cita financiera» cada semana. Eviten hablar de problemas de dinero antes de irse a la cama o antes de salir a trabajar. Escojan el momento en que no estén cansados, con hambre o de mal humor. Revisen sus finanzas, sus metas y oren por las decisiones que tengan que tomar.

Hagan un plan de gastos sencillo. De acuerdo con el Departamento de Comercio de EE.UU., el estadounidense promedio gastará $1,22 por cada dólar ganado. Así que, en vez de preguntarse después en qué se les fue el dinero, planifiquen de antemano cómo va a manejarlo. Hay una serie de presupuestos a la mano, desde la técnica de poner efectivo en sobres, hasta herramientas en línea y softwares.

Permítanse cierta libertad en el presupuesto. Pónganse de acuerdo en una cantidad máxima que puedan gastar sin que antes tengan que consultarse mutuamente. El monto destinado para esto dependerá de una serie de factores: El monto que tienen que pagar por la vivienda y por las deudas. Al pagar lo que deben y aumentar su ahorro, la cantidad de lo que puedan gastar libremente será mayor. Dice Howard: «Si una familia tiene muchas deudas, yo reduciría al mínimo esa cantidad, aunque conservaría al menos $5 al mes».

Ahorren para las emergencias. Cuando el refrigerador ya no dé más, o explote el radiador del automóvil, se les arruinará el presupuesto a menos que tengan ahorros. Dayton recomienda que las personas comiencen haciendo un fondo de $1.000 para las emergencias. Pero una vez que hayan pagado sus deudas, deben esforzarse por ahorrar el equivalente a tres meses de sus gastos cotidianos.

No tomen decisiones económicas importantes sin el total acuerdo de ambos. Si Dayton o su esposa quieren algo con vehemencia, pero no están de acuerdo, entonces esperan. «Vamos a orar juntos y a tomarnos el tiempo que sea necesario, hasta que escuchemos claramente qué dirección quiere el Espíritu de Dios que tomemos», dice Howard.

Oren en vez de discutir. Muchas veces, uno de los cónyuges está dispuesto a confiar en Dios en cuanto a las finanzas, pero el otro no lo está. Howard les recuerda a las personas que no deben perder de vista lo más importante: el dinero debe ser utilizado para desarrollar una relación más estrecha entre los cónyuges. Dice Howard: «Si la esposa quiere dar el diezmo, pero el marido es reacio a dar un centavo, yo no convertiría eso en un campo de batalla. Con frecuencia, las personas aceptan un consejo de alguien que no sea su cónyuge. Por tanto, yo oraría porque el Señor ponga al cónyuge en contacto con alguien que él o ella respete –con una persona piadosa que esté manejando su dinero de acuerdo con el deseo del Señor. Lo mejor que usted puede hacer es orar».

Celebren los avances. Cuando la mayoría de las parejas hablan de dinero, el tema se convierte en una guerra a pequeña escala. «El celebrar los avances crea un ambiente de gratitud y de confianza dentro de su matrimonio», dice Howard. Estas celebraciones no tienen que ser costosas; cuando Dayton y su esposa lograron su primera meta económica, pudieron permitirse solamente un viaje a una playa cercana. Las celebraciones tienen el beneficio adicional de inspirar a otros a lograr, también, sus metas económicas.

Equilibren sus ahorros con generosidad. Cuando decidan bendecir a otros económicamente, no sólo se acercarán más ustedes como pareja, sino que también se acercarán más a Cristo. «Si nos concentramos exclusivamente en ahorrar e invertir, y no somos generosos, nuestro corazón estará puesto en esos ahorros, dice Dayton. Pero si ustedes tienen un equilibrio y son generosos con su dinero dando a los demás y a la causa de Cristo… su corazón podrá estar más unido al Señor, que es el objetivo».
por Suzanne Lesser

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Artículo #16

Consejos para el matrimonio feliz.

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Durante la vida matrimonial existen momentos inolvidables, y si nos esforzamos por hacer feliz al ser que hemos elegido como compañero(a) seguro vendrán más momentos hermosos en nuestra relación de esposos. Los siguientes puntos me parecen buenos consejos que podemos llevar a la práctica.1.- Tiempo de oro.
Dedícale tiempo al otro pero no confundas la calidad con la cantidad.

2.- Salidas frecuentes.
Sal con tu cónyuge con alguna frecuencia. No te limites a «sacar» a tu mujer de casa, preocúpate de «salir con ella» a algo que le agrade.

3.- Oír y escuchar.
Cuando él-ella te hable, no te limites a oír, deja de trabajar, o deja el periódico a un lado, mírale a los ojos. Él o ella se enterará de que te escucha.

4.-Como novios.
Mantén viva la ilusión del primer día de noviazgo. Conquístale a diario. Preocúpate de tu arreglo personal.

5.-Buenos recuerdos.
Recuerda con frecuencia los momentos felices compartidos por los dos.

6.- Sueños de enamorados.
Sueña como los enamorados pero ten los pies en tierra como los esposos.

7.- De cara al futuro.
Haz planes de futuro que te ayuden a mejorar el presente.

8.-«No hay otro como tú»
Hazte sentir al otro como necesario en la relación conyugal. Busca su compañía.

9.-La importancia de las celebraciones.
Recuerda las fechas importantes. Si las celebráis juntos, ¡mejor!

10.- «¡Ayúdame!»
Pide a tu cónyuge soluciones prácticas para tus problemas: puede ayudarte mucho y además servirá para uniros.

11.-Siempre alabanzas.
No le critiques ante las amistades, menos aún cuando no esté presente.

12.-«Es una sorpresa»
Sorpréndela con pequeños detalles inesperados: un regalo, una cena especial, una noticia agradable, unas flores, el vestido que le gusta.

13.-«Venía pensando en ti»
Búscale a él o a ella al llegar a casa. Le encantará saber que vienes pensando en él.

14.-Un beso al despedirse
No olvides despedirte antes de salir. Un beso todos los días es una práctica muy recomendable.

15.- Con la verdad por delante.
Sé siempre sincero pero no lo manifiestes de forma desagradable.

16.- «Quiero estar contigo»
Prefiere a tu cónyuge antes que a las amistades, demuéstraselo a menudo. Autor: Gloria Franco

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Artículo #15

Fracaso en el matrimonio más divorcio.

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¿Qué puede hacer una persona que ha fracasado en su matrimonio para rehacer su vida? ¿Puede divorciarse?Recuerde que los fracasos a los ojos de los hombres, son solamente oportunidades a los ojos de Dios. Donde terminan las posibilidades del hombre, allí comienzan las posibilidades de Dios. Digo esto para que nadie piense que ya no hay solución a su problema matrimonial.No se debe perder la esperanza. Ese aparente fracaso en el matrimonio puede llegar a ser el punto de partida para que cual ave fénix, el matrimonio se levante de las cenizas. Es necesario dejar entrar a Dios en la solución del problema. Cuando Dios interviene en un matrimonio y ambas partes deciden someterse a lo que Dios dice, el matrimonio se puede levantar y la relación entre los dos puede llegar a ser hermosa. Esta es la voluntad de Dios para los matrimonios.

Así que es conveniente que cualquier pareja que esté atravesando por problemas matrimoniales se saque de la cabeza la idea que para rehacer la vida, es necesario divorciarse. El divorcio no es la voluntad de Dios.

La Biblia jamás aconseja a las parejas en problemas matrimoniales que se divorcien. La Biblia enseña la permanencia del matrimonio. Aún cuando uno, o los dos cónyuges han caído en fornicación, es posible una restauración cuando las dos partes están de acuerdo en propiciar esa restauración. Dios tiene todo el poder para curar las heridas que deja la infidelidad en el matrimonio y de esa manera evitar que el matrimonio se destruya.

Pero para que esto funcione en la práctica se debe partir de un deseo voluntario en los dos cónyuges de no permitir que el matrimonio se destruya. Si esto no existe, no se pueden dar pasos hacia la restauración del matrimonio. De modo que, esto de que una persona ha fracasado en su matrimonio, es muy relativo, porque justo de ese fracaso puede surgir el impulso para arreglar ese matrimonio.

Solo hay que dar a Dios una oportunidad. Dios no va a hacer su obra de preservar matrimonios en contra de la voluntad de alguien. Todo esto para ayudar a reflexionar a las parejas en conflicto en cuanto a que la felicidad de cada uno dentro de la pareja no está en divorciarse y volverse a casar con otra persona. El problema está en la persona, si la persona se divorcia y se vuelve a casar, el problema persistirá. La única diferencia será que el conflicto será entonces con una persona diferente.

El divorcio jamás ha sido una solución a los problemas conyugales en la pareja. El divorcio mata algo que Dios ha creado. Cuando dos personas se unen en matrimonio, Dios hace de los dos una sola carne. El divorcio mata lo que Dios ha creado. El divorcio se parece mucho al aborto, en el sentido que ambas acciones matan la obra creativa de Dios.

En la concepción, Dios hace de dos uno, el aborto mata esa obra que Dios ha hecho. En el matrimonio, Dios hace uno de dos, el divorcio mata esa obra que Dios ha hecho. Las parejas que se divorcian y las parejas que practican un aborto cometen el mismo crimen contra algo que ha sido producto de la obra de Dios.

Todo esto, para que Ud. tome conciencia en cuanto a que el divorcio no es la voluntad de Dios. Pero a pesar de lo dicho, es triste reconocer que existe el divorcio. No se puede cerrar los ojos a esta lacerante realidad. El divorcio es como el pecado. Aún cuando no es la voluntad de Dios, existe en el mundo. La Biblia dice que es por la dureza del corazón del hombre. A pesar de que el hombre sabe que el divorcio es contrario a la voluntad de Dios, lo realiza, y en eso manifiesta la dureza de su corazón. Por: David Logacho

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Artículo #14

12 asesinos del matrimonio.

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Mi consejo a las parejas jóvenes es simplemente éste: No permitan que la posibilidad del divorcio entre en sus pensamientos. Incluso en momentos de gran conflicto y desaliento, el divorcio no es la solución. Sólo sustituye una nueva serie de sufrimientos por los que quedan atrás.Guarden su relación de la erosión como si estuvieran defendiendo sus propias vidas. Sí, ustedes pueden lograrlo juntos. No sólo pueden sobrevivir, sino que pueden mantener su amor vivo si le dan prioridad en su sistema de valores.Cualquiera de los siguientes males pueden destruir su relación si les dan lugar en sus vidas:1. El exceso de trabajo o compromisos y el agotamiento físico
Cuidado con este peligro. Es especialmente insidioso en las parejas jóvenes que están tratando de comenzar en una profesión o todavía están estudiando. No traten de estudiar, de trabajar a tiempo completo, de tener un bebé, de manejar a un niño pequeño, de hacer reparaciones en la casa, y de comenzar un negocio, todo al mismo tiempo. Suena ridículo, pero muchas parejas jóvenes hacen exactamente eso y luego se sorprenden cuando su matrimonio se viene abajo.

¿Por qué no habría de ser así? ¡El único momento en que se ven es cuando están agotados! Es especialmente peligroso cuando el esposo es el que tiene demasiados compromisos o trabajo, y la esposa está todo el día en casa con un hijo en edad preescolar. La profunda soledad de ella da lugar al descontento y a la depresión, y todos sabemos a dónde lleva eso. Deben reservar tiempo el uno para el otro si quieren mantener su amor vivo.

2. Las deudas muy grandes y el conflicto en cuanto a cómo se gastará el dinero
Paguen en efectivo por los artículos de consumo, o no los compren. No gasten más de lo que pueden por una casa o por un automóvil, dejando muy pocos recursos para salir juntos, para viajes cortos, para personas que cuiden a los niños, etc. Distribuya sus fondos con la sabiduría de Salomón.

3. El egoísmo 
Existen dos tipos de personas en el mundo, los que dan y los que toman. Un matrimonio entre dos personas que dan puede ser algo bello. Sin embargo, la fricción está a la orden del día entre una persona que da y otra que toma. Pero dos personas que toman pueden darse zarpazos la una a la otra hasta hacerse trizas dentro de un período de seis semanas. En resumen, el egoísmo siempre devastará un matrimonio.

4. La interferencia de los suegros 
Si el esposo o la esposa no se ha emancipado totalmente de los padres, lo mejor es no vivir cerca de ellos. La autonomía es algo difícil de conceder para algunas madres (y padres), y el estar muy cerca será causa de problemas.

5. Las expectativas poco realistas
Algunas parejas llegan al matrimonio esperando cabañas cubiertas de rosas, una vida sin preocupaciones ni responsabilidades y un gozo ininterrumpido. La consejera Jean Lush cree, y yo estoy de acuerdo con ella, que esta ilusión romántica es particularmente característica de las mujeres norteamericanas que esperan más de sus esposos de lo que ellos son capaces de dar. La decepción consiguiente es una trampa emocional. Pongan sus expectativas en línea con la realidad.

6. Los invasores del espacio 
No me refiero a extraterrestres de Marte. Más bien, mi preocupación es por las personas que violan el espacio para funcionar que su cónyuge necesita, sofocándolo rápidamente y destruyendo la atracción entre ellos. Los celos son una manera en que este fenómeno se manifiesta. Otra es la baja autoestima, la cual lleva a que el cónyuge inseguro se inmiscuya en el territorio del otro. El amor debe ser libre y confiado.

7. El abuso del alcohol y de otras sustancias químicas 
Éstos son asesinos, no sólo de los matrimonios, sino también de las personas. Evítenlos como a la plaga.

8. La pornografía, los juegos de azar y otras adicciones 
Debe ser obvio para todos que la personalidad humana tiene imperfecciones. Tiene la tendencia a quedar atrapada en comportamientos destructivos, especialmente cuando se es joven. Durante una etapa inicial, las personas creen que pueden jugar con tentaciones tales como la pornografía o los juegos de azar sin salir dañadas. De hecho, muchos se alejan casi sin haber sido afectados. Sin embargo, para algunos existe una debilidad y una vulnerabilidad que se desconoce hasta que es demasiado tarde. Entonces se vuelven adictos a algo que rasga la fibra de la familia.

Tal vez esta advertencia les parezca tonta e incluso mojigata a mis lectores, pero he hecho un estudio de veinticinco años de duración sobre personas que arruinaron sus vidas. Sus problemas a menudo comienzan con la experimentación con un mal conocido y finalmente terminan en la muerte física o la muerte del matrimonio. Las restricciones y los mandamientos de las Escrituras se han diseñado para protegernos del mal, aunque es algo difícil de creer cuando somos jóvenes. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Si mantenemos nuestras vidas limpias y no nos permitimos jugar con el mal, las adicciones que han hecho estragos en la humanidad nunca nos podrán tocar.

9. La frustración sexual, la soledad, la baja autoestima y la quimera de la infidelidad
¡Una combinación mortal!

10. El fracaso en los negocios
En especial, el fracaso en los negocios afecta adversamente a los hombres. Su inquietud por los reveses financieros algunas veces se muestra en ira dentro de la familia.

11. El éxito en los negocios 
Es casi tan peligroso tener mucho éxito en los negocios, como lo es fracasar rotundamente en ellos. El autor de Proverbios dijo: “No me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario” (30:8).

12. Casarse demasiado jóvenes 
Las chicas que se casan entre los catorce y los diecisiete años de edad tienen el doble de probabilidades de divorciarse que las que se casan a los dieciocho y diecinueve años. Las que se casan entre los dieciocho y los diecinueve años tienen una vez y media más de probabilidades de divorciarse que las que se casan entre los veinte y los treinta años.

Las presiones de la adolescencia y las tensiones de los primeros años de vida matrimonial no hacen un buen dúo. Terminen lo primero antes de emprender lo segundo.

Éstos son los asesinos del matrimonio que he visto más a menudo. Pero, en verdad, la lista es prácticamente interminable. Todo lo que se necesita para que crezcan las malas hierbas más fuertes es una pequeña grieta en la vereda. Si van a vencer la ley de las probabilidades en relación al divorcio y mantener una unión matrimonial estrecha a largo plazo, deben emprender la tarea con seriedad. El orden natural de las cosas los alejará el uno del otro, no los unirá.

¿Cómo vencerán la ley de las probabilidades? ¿Cómo formarán una relación sólida que dure hasta que la muerte los haga emprender el último viaje? ¿Cómo se incluirán ustedes entre el número cada vez más reducido de parejas de mayor edad que han cosechado toda una vida de recuerdos y experiencias felices? Aun después de cincuenta o sesenta años de casados, todavía se buscan mutuamente para darse aliento y comprensión. Sus hijos han crecido dentro de un ambiente estable y amoroso, y no tienen cicatrices emocionales o recuerdos amargos que borrar. A sus nietos no se les tiene que explicar con delicadeza por qué “los abuelos ya no viven juntos”. Sólo el amor prevalece.

Así es como Dios quería que fuera, y todavía sigue siendo algo posible que ustedes pueden alcanzar. Pero no hay tiempo que perder. Refuercen las riberas del río. Defiendan el fuerte. Traigan las dragas y hagan más profundo el lecho del río. Mantengan las poderosas corrientes en sus propios cauces. Sólo esa medida de determinación mantendrá el amor con el que comenzaron, y hay muy poco en la vida que compita con esa prioridad.

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Artículo #13

El amor nunca deja de ser – Cuando se acaba el amor.

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Muchos nos han confesado dramáticamente: “Se me acabó el amor …”, “Las cosas no se dieron como yo pensaba …”, “Ya no la (lo) quiero” … Si somos honestos, debemos reconocer que esto le ocurre a la gran mayoría de los matrimonios, tanto cristianos como no cristianos. Sin embargo, los cristianos tenemos una ventaja: tras la muerte del amor romántico, carnal, que se mueve al vaivén de los sentimientos y emociones, emerge el amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, y que ‘nunca de dejar de ser’.Dios nos ama; nosotros somos sus hijos, y Él, como Padre, es el primer preocupado por el estado de nuestro matrimonio. Él desea socorrernos.Proverbios 13:18 dice: “Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá honra.” Muchos hijos de Dios pasan por pobrezas y vergüenzas tan sólo por no poner oído atento al consejo del Señor.Cuando hablamos de matrimonio en la iglesia, estamos hablando de la unión de dos personas que tienen a Cristo en su corazón, y que, por tanto, han pasado de muerte a vida. Estos hombres y mujeres tienen al Señor Jesucristo como su Señor y su vida. Entonces, se puede esperar de ellos que, a medida que el tiempo transcurre, mayor habrá sido la siembra para el espíritu que para la carne.Si el abordar el tema matrimonial, no podemos apelar a la fe y a la experiencia del creyente, entonces nos encontraríamos en el plano de la carne y de la sangre, y deberíamos acudir a un profesional que nos asista con los recursos de la ciencia humana; pero los que somos de Dios, apelamos a sus recursos, ya sea al trono de la gracia (Heb.4:16) o a la vida eterna que llevamos dentro (1ª Timoteo 6:12).

El amor de Dios vs. nuestro amor

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca dejar de ser…” (1ª Cor.13:4-8).

Aquí está descrito el amor ‘ágape’, el amor de Dios, el que nunca deja de ser. ¿Estará este amor muy lejos de nosotros? Romanos 5:5 dice: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” “Derramado” implica abundancia. Este es un hecho divino en el corazón del creyente. ¿Qué se puede esperar de un esposo y una esposa, que son hijos de Dios, redimidos por la sangre preciosa del Cordero, en quienes habita el Espíritu Santo, el cual los conduce y los regula? Convengamos en que nuestro Dios no nos ha dado sólo unos cuantos mandamientos para nuestra conducta, sino que primeramente nos ha capacitado y vivificado por medio de su Santo Espíritu (Gál.4:6; Rom.8:9-11).

Recordemos por un momento aquel amor que se encendió en nosotros cuando nos encontramos con la persona que creímos que llenaba todas nuestras expectativas. ¡Oh, qué precioso es cuando llega el amor! Entonces nada nos importaba; no tuvimos ojos para nada ni nadie más; nos llenamos de sueños ¡hallamos al hombre (o la mujer) ideal! Vinieron cartas, citas, regalos, etc. … ¡preciosa experiencia!

Ahora bien, aquel amor juvenil, apasionado, ciego, ¿se compara (o se asemeja) con el amor de 1ª Corintios 13? ¿Era sufrido, sin envidia, sin rencor, capaz de sufrirlo y soportarlo todo? Evidentemente, no.

Muchos nos han confesado dramáticamente: “Se me acabó el amor …” “Las cosas no se dieron como yo pensaba …” “Ya no la (lo) quiero” … Si somos honestos, debemos reconocer que esto le ocurre a la gran mayoría de los matrimonios, tanto cristianos como no cristianos. Por tanto, que los mundanos se divorcien resulta comprensible. Difícilmente aceptarán el sufrimiento, rápidamente pensarán en “rehacer sus vidas”.

Ellos no tienen al Señor en sus corazones y no tienen contemplado obedecer a Dios en ningún punto; para ellos la ceremonia religiosa no fue más que un trámite, un evento social para el ‘glamour’ … En cambio, para un esposo o esposa creyente, no está contemplado el abandonar jamás a la mujer de su juventud (Prov.5:18-19). Es una ingenuidad pensar en un matrimonio sin sufrimientos y/o conflictos de distinta especie. El que se casa debe estar prevenido y preparado para soportar y ser soportado en muchas (o muchísimas) cosas.

Un hombre en la carne (Rom.8:6-8; Gál.5:19-21) es absolutamente impotente para soportarlo o sufrirlo todo; sólo buscará su autosatisfacción. Es hedonista en esencia. Pero hablando entre hombres y mujeres que tienen viva y presente en sus corazones la realidad del “amor que nunca deja de ser”, no temeremos, pues cuando el inmaduro amor sentimental juvenil comienza a disminuir hasta morir, se levantará poderoso y firme el “otro amor”, el de 1ª Corintios 13.

Entonces vas a valorar y amar a tu mujer, porque el Señor mismo te dirá: “Marido, ama a tu mujer: El que ama a su mujer a sí mismo se ama.” (Ef.5:25-28). No se puede pretender amar al Señor y ser despreciativo con la esposa. No puedo (o no podemos) amar al Señor, respetarlo, honrarlo, serle fiel, y no serlo con mi esposa (o con mi esposo). ¿Podemos ver que hay una gran solidez cuando llegamos a la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo?

Nosotros con facilidad aplicamos el eterno amor de Dios a la salvación de los pecadores, a nuestra afiliación eterna al ser librados del infierno, y al participar de su gloria en el cielo. ¿Por qué no aplicarlo al matrimonio? ¿O acaso 1ª Corintios 13 no es aplicable a mi matrimonio?

Hermanos, nosotros tenemos tal amor, como ya dijimos, derramado en nuestros corazones. Nosotros proclamamos con gozo en medio de la asamblea de los santos: “La roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” (Sal.73:26). Entonces, digamos también: “La roca de mi matrimonio es Dios para siempre” … Esto es verdad, porque ya no somos más dos. Hemos venido a ser una sola carne, y lo que es verdad para uno, también lo es para con quien soy uno. ¡Dios, el bendito Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo sostiene y sustenta nuestro matrimonio!

Hermanos, contrario a cuanto personaje público piense, nosotros concebimos el matrimonio para toda la vida. A medida que evolucione la presente sociedad donde nos ha tocado vivir, creemos que el matrimonio quedará –finalmente– circunscrito a los creyentes. Que el mundo haga o piense lo que quiera; los santos, nos santificaremos todavía (Apoc.22:11).

Una aplicación para el matrimonio (Efesios 4:17-32)

Consideremos ahora la palabra de Efesios 4:17-32 aplicada a la vida matrimonial: Ya no tenemos el entendimiento entenebrecido, ya no se concibe la dureza en nuestro corazón. Hemos sido alumbrados por el Señor para que ahora se refleje la vida de Cristo en nosotros; es tiempo que se manifieste cuanto hemos aprendido en Él y con Él.

¿En verdad le hemos oído, y hemos sido por Él enseñados? (vers.4:21). Si no es así, entonces no nos extrañemos por tantos fracasos. Nada podemos esperar del “viejo hombre” (4:22), pero todo podemos esperarlo del “nuevo hombre” (4:24), que es Cristo en nosotros (Col.1:27). Si esta palabra es aplicable a la iglesia en general, ¿cuánto más lo será al matrimonio, donde verdaderamente somos miembros el uno del otro? (4:25).

Hay una “ira legítima”, un enojo repentino, a causa de cualquier situación de la vida cotidiana, que no es pecado. El Señor nos pone límite: “No se ponga el sol” para que estas “iras” no se acumulen hasta reventar en un conflicto mayor.

“Ni deis lugar al diablo”. Aquí se trata de abrir una puerta el enemigo de todo lo que es de Dios. El Señor nos perdone por cuantas veces hemos dado lugar al diablo. Por esto llegan aquellos enojos, rabias y enemistades; las acusaciones mutuas se multiplican, se traen a la memoria muchas cosas que la sangre del Señor ya pagó y sepultó. Esto es absolutamente ilegal e ilegítimo. Satanás se siente de alguna manera autorizado: “Ustedes desobedecieron, me dieron lugar”. Él no traerá ternura ni comprensión; viene a romper la paz, a turbar, a llenarnos de amargura y dolor. En la iglesia velamos por no darle espacio al enemigo. Los que ministran o presiden luchan porque no se les ceda terreno alguno. Pero, hermanos, la vida de la iglesia no termina en la reunión de los creyentes; no tenemos una vida matrimonial y otra eclesiástica. Llegamos al hogar con nuestra esposa, que es también nuestra hermana en Cristo. Ya hay dos reunidos en su Nombre: el Señor está aquí (Mateo 18:20). No demos, entonces, lugar al que viene para destruir. Vamos a la perfección como iglesia, pero también como matrimonio (Hebreos 6:1).

La voluntad del Señor es que seamos sustentadores de nuestro hogar (4:28), y que no sólo se suplan nuestras necesidades, sino que tengamos aun para bendecir a otros. No nos conformemos hasta que esto se cumpla en nosotros, y que haya recursos para los más necesitados y para apoyar la obra de Dios.

Nuestras palabras pueden edificar o contaminar a quienes nos escuchan. No osaríamos hablar palabras corrompidas en la iglesia. Tampoco tengo licencia para ser descuidado en el hablar cuando llego a mi casa. En este sentido, no somos libres; somos esclavos de Jesucristo para vivir siempre en Él y para Él. (Col.3:17).

No contristéis al Espíritu Santo

Otra palabra para meditar: “Y no con-tristéis al Espíritu Santo de Dios …” (4:30). ¿Cómo está, cómo se siente esta bendita Persona entre nosotros, en mi vida matrimonial? Se trata del Espíritu del Dios vivo, el que le dio vida a la iglesia el día de Pentecostés, el que hizo maravillas con los primeros apóstoles, el que fortalece con poder en el hombre interior, nuestro Consolador, quien nos conduce a todas las riquezas de Cristo, para poseerlas y disfrutarlas.

¡Qué tremendo es esto, hermanos! Que siendo tan poderoso el Consolador nosotros le contristemos y aun lo apaguemos con nuestras carnalidades! Dios no nos hizo autómatas, Él espera que nos rindamos, que demos nuestra anuencia a su gobierno y autoridad, y que, al mismo tiempo, juzguemos la bajeza, la vileza de nuestro corazón (“Miserable de mí”, Ro.7:24). Dios nos dio su Espíritu para honra, gloria, hermosura, poder y victoria, pero nuestra vanidad y soberbia natural lo contrista. “Perdónanos, Señor, por haberte contristado; por toda ofensa y desobediencia contra el consejo de tu Santo Espíritu dentro de nosotros.”

¿Conoce usted, hermano, la libertad del Espíritu dentro de Ud.? ¡Cómo nos inspira y fortalece! ¿Conoce usted una reunión de iglesia llena de gloria, esas que deseamos que no terminen. El Espíritu Santo gobierna todo ¡Qué glorioso! Entonces, no lo contristemos más. Que pueda desplegar toda su gracia para hacernos crecer y avanzar, así en el matrimonio habrá cada vez menos amarguras, enojos, griterías, etc. Todos estos estorbos habrán sido violentamente quitados (4:31) de los corazones que ahora están aprendiendo a vivir llenos del Espíritu Santo.

Esta sección de Efesios termina con una exhortación a la benignidad, a la misericordia y al perdón (4:32). Aplicado al matrimonio, esto es un fuerte golpe al ‘machismo’ y a la prepotencia de muchos maridos. Estas cosas le parecerán a muchos cosa de ‘debiluchos’. Pero los creyentes, los que son de Cristo, los que viven en el Señor, son capaces de humillarse y pedir perdón cuantas veces sea necesario, cada vez que tengamos testimonio de haber herido o defraudado a nuestra esposa o familia. Esta actitud les dará confianza, y serán así testigos del trabajo del Señor en el corazón del que se humilla. Sólo el carnal, el soberbio, no se humillará nunca…

¡Amados, que nuestro matrimonio sea como una ofrenda de olor fragante! (Ef.5:1-2).Revista A. V.

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Artículo #12

Trágico fin de un romance?

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Era el viaje de bodas. Viaje inolvidable. Viaje que coronaría un largo romance amoroso y daría principio a otro. Fue así como Juan Miguel y su nueva esposa Francisca, los dos de Lisboa, Portugal, comenzaron felices el viaje manejando un nuevo auto. Él tenía setenta y siete años de edad; ella, setenta y cuatro.Para ambos era el segundo matrimonio. Los dos habían quedado viudos, y empezaban ahora el viaje llenos de esperanzas, de proyectos, de alegría y de felicidad. Pero no todo en la vida sale bien, y un choque en la carretera le puso fin al viaje. Francisca murió en el acto; Juan, tres días después.El caso conmovió a muchos. En la septuagésima década de su vida, Juan y Francisca se conocieron, se hablaron y se enamoraron. Entre los dos tenían seis hijos y dieciocho nietos. Toda la familia y todos los amigos les auguraban muchísima felicidad y veinte años más de matrimonio feliz. Nadie esperaba un fin del romance tan cercano y tan trágico.Sin embargo, ¿fue este necesariamente un trágico «fin de un romance», como lo calificaron los diarios? Todo depende del modo en que se ve.Trágico es el caso del matrimonio que, después de una gran fiesta de bodas y de una maravillosa luna de miel, el marido comienza a fijarse en otras muchachas y termina cometiendo adulterio.Trágico es también el caso del matrimonio que por desavenencias tontas, por diferenciasintrascendentes, por orgullo, por rebelión, por dureza de corazón, por cualquier razón que sea, los dos deciden separarse y destruir lo que Dios quiso que fuera bello y eterno.

Y trágico es no tomar en cuenta valores espirituales, no someterse, uno y otro, a las normas dictadas en la Palabra de Dios, y no tener ninguna relación con el Autor de la vida. Eso sí es trágico, porque sin Dios como Huésped invisible del hogar, esa unión perderá su solidaridad al poco tiempo de iniciada.

En cambio, si ambos novios creen fielmente en Dios y se someten al señorío de Jesucristo, entregándole las riendas de su vida, entonces asegurarán felicidad eterna, y su unión con Cristo no habrá de terminarse nunca.

Pongamos, pues, nuestro matrimonio en las manos de Dios. No tratemos, por cuenta propia, de embarcarnos en el mar de la vida matrimonial. Sin Cristo al mando de nuestro matrimonio, no tendremos seguridad. Él nos ayudará a comprendernos el uno al otro y a determinar a llegar unidos al fin de nuestros días. Hermano Pablo.

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Artículo #11

Haciendo la diferencia en nuestro matrimonio.

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Muchos matrimonios llegan a una etapa en la que se sienten estancados y atrapados por la rutina. Verdaderamente, los afanes, las responsabilidades y ocupaciones de la vida diaria nos pueden arrastrar a ese estancamiento en nuestra relación matrimonial. Este estancamiento es uno de los factores que, en ocasiones lleva a las parejas a considerar eldivorcio.

Es un hecho que la cantidad de personas que se divorcian está en un nivel muy alto. Demasiadas personas han tenido que pasar por el dolor de un divorcio. Y muchos confiesan que fue uno de los procesos más difíciles que han tenido que atravesar en sus vidas. Es tanto así, que muchas personas (luego del divorcio) desarrollan una apatía por el matrimonio.Sin embargo, el matrimonio fue establecido por Dios para proveer al hombre la oportunidad de relacionarse y multiplicar Su amor (Génesis 1:27-28). El matrimonio es una gran aventura en la cual vas conociendo a tu cónyuge más profundamente con el paso de los años. El Señor, a través del matrimonio, te da la bendición y la oportunidad de compartir la vida con tu cónyuge en una relación saludable, en la cual tanto el esposo como la esposa están comprometidos en satisfacer las necesidades el uno al otro (1 Corintios 13:5).Lamentablemente, el matrimonio es visto en general por nuestra sociedad, como un «mal» necesario en vez de algo enriquecedor. Todos hemos escuchado de padres que han dicho a sus hijas: «si no te va bien el matrimonio, no te preocupes, siempre las puertas de nuestra casa estarán abiertas para ti» o «estudia, por si acaso tienes que divorciarte». No hay nada de malo en apoyar a una hija que está pasando por un momento difícil, pero no debemos hablar de manera que anticipe el fracaso matrimonial. De igual manera, no está mal decirle a tu hija que estudie, pero la razón de estudiar no debe ser anticipando un divorcio, sino para mejoramiento profesional.En general, nuestra forma de vivir determina grandemente lo que conocemos sobre relaciones. Personas que trabajan largas horas en alguna empresa, tendrán dificultad para mantener influencia sobre su cónyuge y sobre sus hijos debido al poco tiempo que pasan con ellos. Cada vez son más las mujeres que pierden las esperanzas, que optan por el divorcio o la infidelidad, a causa de la ausencia constante del esposo. Podemos observar que un hombre que pasa largas horas en su lugar de empleo tendrá más influencia sobre personas en su trabajo. Es por esto que ocurren tantos casos de infidelidad en los trabajos.Adicional a esto, la falta de conocimiento sobre las diferencias básicas entre el hombre y la mujer puede provocar problemas en el matrimonio. La mujer necesita sentirse amada y valorada; el hombre necesita sentirse respetado y admirado (Efesios 5:33). Cuando una pareja matrimonial desconoce esa dinámica, incurren en conductas en las que la mujer no se siente amada y el hombre siente que su esposa no lo respeta. Pero, cuando logras comprender que las diferencias entre el hombre y la mujer fueron diseñadas por Dios a propósito y con propósito, verás que tu cónyuge y tú pueden complementarse y disfrutar de una relación armoniosa.Todos hemos escuchado el dicho: “Si quieres ver resultados distintos, debes hacer cosas distintas.” Pero, aparte de parecernos interesante o estar de acuerdo con el mismo, ¿nos motivamos a hacer algo distinto? ¿Nos damos cuenta de que podemos aplicar esta verdad a nuestras relaciones?Si realmente queremos hacer una diferencia en nuestro matrimonio, es necesario salir de la rutina y dejar de hacer todo exactamente de la misma forma. Así que, ¿por qué no comenzamos a disfrutar de esta gran aventura llamada matrimonio?

Decídete a hacer algo distinto junto a tu esposa(o), aunque sea una vez al mes. Por ejemplo, llévale el desayuno a la cama un sábado en la mañana, invítala a salir solos a dar una caminata por la playa, lean juntos un libro para crecer como matrimonio, vayan a pescar al lago… Son muchas las cosas que se pueden hacer evitar el estancamiento en el matrimonio.

Recuerda, no tienes que hacer una gran hazaña o gastar una gran cantidad de dinero. Los detalles sencillos pueden rendir grandes resultados cuando se trata de relaciones. Así que, anímate a hacer la diferencia en tu matrimonio y vive la gran aventura que Dios preparó para ti.

Recuerda, el divorcio se puede prevenir cuando somos intencionales, es decir, cuando tomamos las decisiones y acciones necesarias para fomentar el bienestar del matrimonio. Esa es la diferencia que estamos llamados a hacer en medio de nuestra sociedad plagada por la crisis familiar (Romanos 12:2).

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a enfoque.familia@gmail.com
Ps. Miguel Ángel Tellaeche Bechelani. 

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Artículo #10

Los «nunca» de la vida en pareja.

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Para que la vida en común de la pareja tenga armonía, lo más importante es que tanto el marido como la esposa, tomen un tiempo dedicado sólo a conocerse y aceptarse cada uno a sí mismo, pensando que quieren cambiar personalmente y poner manos a la obra.Otro paso importante, es conocer al ser amado, aceptarlo tal como es, sin pensar en cambiarlo.Nunca se griten. ¡ A menos que se esté quemando la casa!, Pues al gritarse se va perdiendo el respeto mutuo, tan importante en la convivencia de la pareja y también para el respeto que se debe a los hijos y por el ejemplo que ellos observarán día a día.Nunca se pongan a recordar errores y culpas pasados. A nadie le gusta que le digan sus errores, más sí éstos tuvieron alguna consecuencia como generalmente sucede. Es mejor cantar ya lo pasado, pasado…….Nunca se enojen los dos al mismo tiempo, pues en lugar de dar paso a la calma y lograr resolver la causa del enojo, pueden llegar a una fuerte discución. Al no tener dominio de uno mismo, se puede llegar a lastimar al otro. Es mejor aprender a escuchar el retumbar de los cañones como el que no oye, sin dejar que las palabras del otro lo hieran, y después, ya con tranquilidad, discutir calmadamente, llegar a un acuerdo y lograr la solución.Nunca dejen que el día termine sin aclarar situaciones de enojo y lograr una reconciliación. El beso de las buenas noches ayuda a suavizar el coraje, muerdete el orgullo y busca a tu pareja y muchas veces ahí surgirá la reconciliación.Nunca se reunan sin poner ternura, cariño y respeto en la bienvenida. Él debe de ser el rey y ella la reina del hogar. Incluso es bueno dejar de hacer lo que se esté haciendo, con tal de atender, escuchar e interesarse en las cosas del cónyuge.Descuiden al mundo entero pero…..Nunca se descuiden entre sí. Dense mutuamente su tiempo, pero con la mejor calidad de presencia. No basta saber quién es el más importante para uno, hay que demostrarlo.

Nunca se separen sin decirse palabras tiernas que puedan recordarse durante la ausencia, por breve que sea. Cuando novios, recordaban la última palabra cariñosa y la saboreaban todo el tiempo. Ahora con mayor razón hay que decirlas.

Nunca olvidar los momentos felices del principio de su relación. A pesar de los revéses, hay que tratar al otro con mucho amor y seguir disfrutando de ese tiempo juntos, aunque haya inconvenientes.

Nunca suspirar por lo que pudo haber sido, sino sacar el mayor provecho de lo que es.(Todo es según el color del cristal con que se mira). Aprovechar esas energías que un matrimonio tiene, en crecer juntos, en lugar de gastarlas en pequeñeces. Siempre compartir lo que se tiene en toda su extensión.

Nunca sentirse satisfechos, hasta saber que ambos van caminando por la misma senda que conduce A la felicidad, por ese camino que han ido limpiando día con día y que se ha ido preparando, no sin Esfuerzo y con una que otra pena.

Estas reglas funcionan los trescientos sesenta y cinco días del año. El error es pensar: hoy tal vez no lo haga, mañana sí.

Se necesita mucha fuerza de voluntad inundada de amor, jovialidad, optimismo y una mente siempre dispuesta a amar y a perdonar los errores del otro.

“SI yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy.”

I Corintios 13: 1

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Ps. Miguel Ángel Tellaeche Bechelani

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Artículo #9

La responsabilidad del esposo

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Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad(Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);Hermanos, cuando estoy viajando en avión y alguien me pregunta “¿Y señor que hace usted?” yo siempre le contesto “bueno, soy esposo” y me dicen “Pero, ¿Qué mas haces?” –“Bueno, soy padre”; “Pero, ¿Qué mas haces?” –“Bueno, si tengo tiempo predico”.La prioridad en mi vida no es el ministerio, no será el ministerio; la prioridad en mi vida es mi familia, porque si yo no gobierno bien mi familia, si no amo a mi esposa como Cristo amo a la Iglesia ni puedo ser pastor.Tenemos aquí en 1 Timoteo 3:1-7 los requisitos de un pastor, el debe ser apto para enseñar, el debe ser un hombre consagrado, pero mas, el debe ser un hombre que gobierna bien su familia.En el día de hoy la iglesia es débil, una de las razones principales de que porque la iglesia es débil es porque la familia es débil; la iglesia se puede decir que de muchas formas no es Bíblica, porque la familia no es Bíblica.Tenemos acá esposos, ¿cuanto tiempo has dedicado a estudiar las Escrituras para saber de la misma boca de Dios que significa ser un esposo? tenemos aquí esposas “somos esposas cristianas”, pero, ¿Cuánto tiempo has escudriñado las Escrituras para ver lo que Dios dice acerca de una esposa?Somos padres, pero, ¿Qué dice la palabra de Dios respecto a la responsabilidad de ser padres? ¿De donde aprendiste todo lo que sabes de la familia? ¿De la Biblia o de la psicología? O ¿De tus padres o de tus abuelos? Nosotros tenemos que vivir según la palabra de Dios, y en el día de hoy la familia a sido atacada y casi destruida porque no hemos vuelto a las Escrituras para determinar como debemos vivir en el contexto de una familia.Génesis 1:28
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Paul Washer
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Artículo #8

Aprendiendo a controlar los impulsos

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Los impulsos son cosas que no podemos controlar por nuestra propia fuerza pero, es allí en donde obra el poder del Espíritu Santo de Dios el cual nos capacita para no dejarnos envolver por las cosas que suceden fuera de nosotros; sin embargo, cuántas veces hemos tenido que decir PORQUE DIJE ESO!!!! y lastimosamente lo decimos luego de haber expresado algo que hirió a otra persona ya sea nuestra esposa, padre, hermano, amigo, novio etc…Es fácil poder hablar de este tema , pero es difícil vivirlo ya que cuando nos vemos enfrentados a situaciones las cuales nos sacan de nuestras casillas hay dos opciones , o nos sometemos a Dios o nos dejamos arrastrar por la ira, enojo, pelea, contienda y como resultado traerá el quebrantamiento.Salmos 106:32-33 “y a Moisés le fue mal por culpa de ellos, pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía.”El hombre más manso de toda la Casa de Israel llamado Moisés cayo en una trampa del enemigo por causa de las personas que le rodeaban y esto le privo de disfrutar la bendición de entrar en la tierra prometida; cada vez que nosotros nos dejamos llevar por comentarios, palabras, gestos y cualquier tipo de situación que pase a nuestro alrededor va a dar como resultado que hablemos sin pensar y luego vengamos con la cabeza abajo con esta expresión PORQUE DIJE ESO!!!Si Moisés no se hubiera dejado llevar por ese momento de seguro habría introducido al pueblo a la tierra prometida, sin embargo, solo se le permitió verla. Muchas cosas únicamente las vemos en nuestra mente, las vemos en sueños o se vuelven una ilusión y nunca se realizan a causa de que nos dejamos dominar por lo que pasa fuera de nosotros y eso nos lleva a reaccionarde una forma fuera de lugar; de modo que perdemos los privilegios que Dios tiene preparados para nuestra vida.Dios mismo se place en dejar gente a nuestro alrededor los cuales van a ser un instrumento para moldear nuestro carácter y personalidad con el propósito de que maduremos y no seamos esclavos de lo que sucede en nuestro entorno. Es por ello que quiero compartir este principio de la palabra de Dios; antes de que reacciones ante una situación que tal si piensas en los beneficios y consecuencias que ello puede traer, ya que cada vez que nos sacan de quicio y nos dejamos llevar por ello , hablamos sin pensar y de allí en adelante cosechamos frutos amargos para nuestra vida.Este es el momento en que puedas pararte firme en no dejarte dominar, envolver y seducir por las cosas que pasan a tu alrededor las cuales te han llevado a insultar, pelear y vivir en constante quebrantamiento por esa errónea manera de vivir; únicamente lo lograras aferrándote a los principios de la palabra de Dios los cuales te darán la fuerza de lo Alto para dominar esas reacciones. Carlos Villarreal
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Artículo #7

Superando los conflictos en el matrimonio.

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¿Tienes problemas en tu matrimonio? ¿Sientes que el amor se está enfriando? ¿Se está acabando la tolerancia, la paciencia en tu vida matrimonial? Si ésta es tu experiencia familiar, es hora de cambiar algunas actitudes y acciones en tu vida que transformarán tu realidad. Recuerda que siempre hay esperanza si realmente quieres ser feliz y estás dispuesto a entregar el timón de tu matrimonio a Dios.He aquí algunos consejos que te podrán orientar y ayudar a superar tus conflictos matrimoniales:1.- No te enfoques sólo en las debilidades de tu cónyuge.
Debes reconocer que tú tampoco eres perfecto, así que no es justo ver sólo lo malo en el otro. Recuerda las cosas que admirabas de tu pareja y los buenos tiempos que pasaron juntos. Las diferencias entre ustedes no son una amenaza, sino deben transformarse en elementos que enriquecen al otro, tienes lo que al otro le falta y viceversa. Trata de pensar positivamente. Se puede mejorar la relación. No está todo perdido. No hay peor lucha que la que no se pelea.2.- No puedes cambiar al otro, pero puedes empezar a cambiar tú.
Seguramente tu cónyuge necesita cambiar cosas en su vida, pero no lo hará bajo tu presión y tu insistencia. Piensa qué actitudes y acciones tuyas podrán ayudar a la actual situación y realízalas. Elimina las quejas constantes y la crítica de tu vocabulario, lo único que logras es empeorar la situación. Acuérdate de las cosas qua haces o dices que molestan a tu cónyuge y evítalas. Expresa tu grandeza en los pequeños detalles. Todo cambio comienza en uno mismo.3.- Perdona a tu cónyuge para liberarte.
Mantener el recuerdo vivo de las ofensas sufridas contamina tu mente y tu corazón, y no te permite pensar con claridad. Perdona a tu cónyuge por las ofensas, humillaciones, falta de amor, etc. Perdónalo aunque creas que no lo merece, aunque no lo veas cambiar. El perdón produce una liberación en tu propia vida. Por otro lado, aprende a reconocer tus propias fallas. Sé valiente y pide perdón.4.- Al casarte asumiste un compromiso serio.
Lucha por mantener tu compromiso, tu palabra. No te rindas ante las dificultades. El fracaso es la oportunidad para volver a empezar con mayor inteligencia. Te puedes cansar pero nunca te rindas. El matrimonio no es un duelo, es un dúo. El valor que le das al matrimonio marcará la vida de tus hijos. También se trata de todas las vidas que vienen detrás de ti. Haz tu mejor esfuerzo. Todo sacrificio vale la pena con tal de salvar tu familia. Si asumes un compromiso con Dios, Él no te dejará solo en esto.5.- Dios no se equivocó al crear el matrimonio.
Dios conoce tu frustración, tu soledad, tu angustia, tus luchas, tus problemas familiares y quiere ayudarte a vencerlos. Dios tiene un futuro diferente para tu vida y familia. El poder que necesitas para cambiar esta situación sólo te lo puede dar Dios. No vivas alejado de Dios que es la fuente de bendición, alegría, paz y prosperidad para tu vida y familia. Busca a Dios. Reconoce que te equivocas, que tienes pecados, y pídele perdón a Dios. Hace 2000 años Jesús murió en la cruz del Calvario para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Sólo debes poner tu fe en Él y aceptarlo en tu vida como tu Salvador y Señor.
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Pastor Rubén Kassabián

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Artículo #6

La pornografía en la pareja cristiana

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El rostro de Susan delató repugnancia la primera vez que su marido le sugirió que vean juntos una película para «adultos». “Cariño, no sólo deseo realzar nuestra relación intima,” exclamó Jim, “sino que ya no necesitaré tener una vida sexual separada de ti. Esto terminará con todo secreto de nuestro alrededor.”Ella por mucho tiempo tenía la esperanza de que él parase su adicción “online”, pero ésta era tan grande. “Somos cristianos, Jim,” protestó, “¡y esto es incorrecto!”»¿Incorrecto?” respondió Jim. “Conozco terapeutas cristianos que sugieren el uso de esto para mejorar sus vidas sexuales. ¿Cómo puede esto ser malo?”Después de años de tratar con la vida secreta de Jim, Susan eventualmente aceptó y se unió a lo que se está convirtiendo en un número cada vez mayor de mujeres cristianas que regularmente ven pornografía.Este fenómeno estremece el “mundo cristiano” pues los hombres son visualmente estimulados y por lo tanto son más propensos a una visión pornográfica. Tradicionalmente, las mujeres son mucho más propensas a la nostalgia, fantasías románticas que a crudas escenas de gente envuelta en actos sexuales. Sin embargo, durante los últimos años una nueva tendencia ha emergido: mujeres que ven pornografía en números alarmantes.Para ilustrar esto, Nielsen NetRatings informó que casi una tercera parte de visitantes a sitios web para adultos son mujeres. Estiman que 9.4 millones de mujeres en Estados Unidos accedió a pornografía en línea en septiembre de 2003.[i]Un artículo reciente en “Mujer Cristiana de Hoy” parece apoyar sus aseveraciones. “Una de cada seis mujeres, incluyendo cristianas, luchan contra la adicción a la pornografía,” declara la autora Ramona Richards. “Esto es 17 por ciento de la población, que, según una encuesta realizada por la organización de investigación Zogby Internacional, es el número de mujeres quienes verdaderamente creen que pueden encontrar satisfacción sexual en Internet.”[ii] Personalmente tengo mis dudas que el 17% de mujeres cristianas están viendo pornografía. Sin embargo, la mitad de esa cantidad representa un muy inquietante número de mujeres. Implicación InicialLa forma como Jim introduce a Susan en el mundo de entretenimiento de adultos es típico de cómo la mayoría de mujeres son implicadas. La primera vez que él trajo a casa una película, ella se estremeció por lo que vio. Esto fue tan repugnante para ella que trato de ignorar las escenas que estaban siendo reproducidas en la televisión de su dormitorio, en vez de eso trato de enfocar su atención en su esposo. En cuanto a Jim, ella nunca lo había visto tan apasionado hacia ella. ¡Esto era emocionante!. En los días siguientes Susan peleaba con lo que había hecho, vacilando entre la culpabilidad y el entusiasmo.Al final, ella tomó una decisión consciente, estaba dispuesta a cambiar su propio respeto por el cariño de él.Tal como Jim había prometido, había aumentado el nivel de pasión en su intimidad que no había sido así desde su noche de bodas unos veintitantos años atrás. Una vez que ella superó el choque inicial de lo explicito, llegó a buscar constantemente sus “tiempos especiales” los sábados por la noches.El intenso placer de estas experiencias les dio algo que podrían compartir juntos. Una cosa que sorprendió un poco a Susan fue la calidad de los videos. No eran las películas baratas producidas que ella esperaba. El mundo de entretenimiento para adultos tenía sus propios productores, directores, equipos de cámara, estrellas, etc. Cada vez, Susan comenzaba no sólo a disfrutar los efectos de las películas en su vida sexual sino también las películas en si mismas. Mientras que Jim estaba fascinado con todas las partes y con escenas explícitas, Susan estaba atraída por las historias de seducción y sus actores – y actrices favoritos. Sí, lalujuria por las mujeres había sido encendida en ella.Su relación parecía idílica esas primeras semanas. Aunque Susan tuvo que silenciar su conciencia culpable y sofocar sus preocupaciones que le regañaba, ella y Jim consiguieron estar mejor que antes. Pero, como sabemos, el placer del pecado dura solamente una temporada. Sin que ella lo supiera, una terrible influencia de corrupción había sido desatada profundamente en su ser.El “sexo-es-todo” transmitido por medio de estas películas comenzó a tirar abajo muchas de sus inhibiciones. Ella se encontró a si misma fantaseando sobre otros hombres -y mujeres. Algunas veces incluso miró secretamente las películas mientras que Jim estaba en el trabajo.Había otro problema desarrollándose también. Su relación, que había estado llena de dulzura y dedicación, comenzó a deteriorarse. Jim llegó a ser más distante que nunca, provocando en Susan sospechas y discusiones. Ellos reñían excesivamente por pequeñas diferencias. Cuánto más, cuando ellos estaban en público, pues, Jim abiertamente piropeaba a cada muchacha bonita que veía. ¿Cómo podía Susan regañarlo, después qué ella había permitido eso en su hogar? Poco a poco las cosas llegaron a empeorar, hasta que finalmente, Jim la dejó y Susan solicitó el divorcio. Ahora, como mujer de mediana edad con una unión fallida, la pérdida de su amor propio y la cavidad del alma que la pornografía produce, ella era más desgraciada que nunca.Este caso es bastante típico que ocurra cuando las esposas permiten que la pornografía ingrese al hogar. A medida que el número de hombres cristianos adictos al porno continúa aumentando, se puede esperar que el número de esposas y de novias implicadas también crecerá.Mientras que esto es bastante malo, ahora hay otra tendencia que preocupa: mujeres que están buscando pornografía en Internet por sí mismas.

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a enfoque.familia@gmail.comKathy Gallagherr

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Artículo #5

El equipo del matrimonio

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Un equipo tiene que conocerse muy bien para poder ser más eficientes.

Equipo, habla de: Unidad, Complemento, Fidelidad, Compromiso, Propósito y Apoyo mutuo.

Un equipo debe trabajar en unidad. Es imposible obtener buenos resultados cuando hay división o no hay una disposición de trabajar en equipo. El equipo del matrimonio debe tener esta conciencia de unidad en su relación y evitar toda actitud de división. Unidad no significa estar de acuerdo en todo, pero si estar dispuestos a escuchar, reconocer y ceder cuando se vean mejores opciones para toma de decisiones.

Somos complementarios. Los hombres y las mujeres son muy diferentes en muchas formas; y todas estas diferencias nos hacen complementarios, no incompatibles. En un equipo se conjugan las diferencias para cubrir todas las áreas. En el equipo del matrimonio, igualmente las diferencias se complementan para tener un hogar balanceado y estable. Las fortalezas del uno son generalmente debilidades en el otro y viceversa.

En un equipo los miembros deben ser fieles en cumplir su responsabilidad cada uno de acuerdo a las instrucciones del Director. Hay reglas e instrucciones que nos ha dejado nuestro Padre Celestial como diseñador del Matrimonio y tenemos que esforzarnos por cumplirlas y permanecer fieles a esas instrucciones para bien del equipo. Cada miembro debe cumplir sus responsabilidades fiel e incondicionalmente.

Al aceptar a nuestro cónyuge aceptamos el compromiso de trabajar por el bienestar y la felicidad de él (ella). Es un compromiso que adquirimos como hijos de Dios y que lo cumplimos para honrarlo a ÉL. Si se cometen errores, se debe asumir la responsabilidad y hacer los cambios necesarios para mejorar.

Todo equipo tiene un propósito; y el propósito del Matrimonio es formar una familia y disfrutar de todas las cosas buenas de la vida a la manera de Dios. El propósito del matrimonio es que logren la meta del equipo, no las metas individuales. Que logren ser campeones como matrimonio y como familia.

En un equipo los componentes del mismo se deben apoyar mutuamente. Si alguno falla, los demás lo cubren y lo ayudan. Igualmente en el Matrimonio, ambos cónyuges deben tener una actitud de apoyo incondicional para mantener la estabilidad emocional y esa libertad que los ayudará a alcanzar grandes cosas.

Un equipo que hace bien las cosas es prosperado. Un matrimonio que funciona como un equipo, es un matrimonio que será prosperado en todo.

Si su matrimonio no ha funcionado como un equipo, tome la decisión junto con su cónyuge de poner la conciencia de equipo en su relación y de trabajar en los aspectos que sea necesario para lograr convertirse en un equipo ganador.

Amados, les deseamos que sean prosperados en todo y que tengan salud, así como prospera su alma. 3Juan:2

Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a enfoque.familia@gmail.com

Luis Y Hannia Fernandez.

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Artículo #4

Si sientes soledad en tu matrimonio

Es increíble, pero lamentablemente es una realidad. Muchos matrimonios sufren de soledad individual!Es evidente que una de las razones más importantes por las que Dios creó el Matrimonio, fue resolver un asunto de soledad y que ambos desarrollaran un compañerismo tal que pudieran verse como una sola carne.Cuando dos personas se unen en Matrimonio, sueñan con una vida juntos para toda la vida. Sus anhelos e ilusiones tienen que ver con una vida, juntos felices y para siempre. Nadie se casa pensando que se va a separar o a divorciar en un futuro. Nadie se casa pensando que la relación no va a funcionar. Todos nos casamos pensando que esa persona con la que estamos uniendo nuestra vida, es la persona perfecta para nosotros.Sin embargo, con el paso del tiempo, descubrimos diferencias que tienden a separarnos; muchos caen en la apatía y la rutina insulsa de la vida; no cuidan de su compañerismo y empiezan a separarse emocionalmente poco a poco, hasta que el compañerismo que los unía se va perdiendo; y entonces experimentan una horrible sensación de soledad.Cuando la Biblia nos enseña que “seremos una sola carne”, habla de un nivel de intimidad y compañerismo inseparable. Dos compañeros que emprenden juntos la aventura de la vida, en la que formarán una familia y encontrarán muchas alegrías, muchos sinsabores, muchos éxitos y muchos fracasos, tiempos de paz y tiempos de guerra, encontrarán tiempos de felicidad y también tiempos de tristeza. Pero lo más importante es que esos dos compañeros estén dispuestos a apoyarse mutuamente tanto para disfrutar de las cosas buenas de la vida, como para enfrentar las dificultades, unidos como un solo bloque.Eclesiastés 4:9-11 Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante. También, si dos duermen juntos se calientan mutuamente, pero ¿cómo se calentará uno solo?En una vida de compañerismo, si uno cae, se equivoca, o falla, o hace algo indebido; la función del otro es “levantarlo”, animarlo, apoyarlo; no criticarlo, ni juzgarlo, ni acusarlo. Dos compañeros de viaje, están pendientes si su compañero se resbala, para inmediatamente tenderle una mano y levantarlo. Pero muchos matrimonios hacen lamentablemente lo contrario. Si el cónyuge comete un error, ahí mismo le caen encima, lo acusan, lo juzgan, lo critican con una actitud realmente destructora del compañerismo que se supone deben vivir.Cuando se cometen errores, se debe hablar del tema, pero de forma constructiva, expresándose mutuamente el apoyo necesario para procurar que no se vuelvan a cometer esos errores. El enfoque sería algo como: “Mi amor, no te preocupes, quiero que cuentes conmigo para ayudarte en lo que sea necesario, así como yo cuento contigo para evitar cometer errores, pero si los cometemos, siempre nos apoyaremos y juntos saldremos adelante.” Dios bendice y prospera los matrimonios “compañeros”.Si tu matrimonio ha sufrido o sufre de “soledad”, si has estado distante, pídele perdón a tu cónyuge y toma la decisión de convertirte en el (la) mejor compañero(a) de tu cónyuge. Toma la decisión de no juzgarle, de no criticarle, de no maltratarle en modo alguno. Más bien toma una actitud de “compañero” que siempre estará ahí para levantar al otro. Hoy por ti, pero seguramente mañana por mí!Génesis2:18 Después dijo Jehová Dios: «No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él».Génesis2:24 Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.
Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a enfoque.familia@gmail.comHannia Fernandez

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Artículo #3

La monotonía en el matrimonio: Un mal que gobierna.

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Es tiempo de revitalizar la relación de hogar... Con ayuda de Dios podemos superar la monotonía que lleva a la crisis

Ps. Miguel Ángel Tellaeche Bechelani Lo dijo con sinceridad. Midiendo cada término como si rebuscara las palabras en el fondo de un extraño y a la vez prodigioso baúl en donde cada una cobrara un significado especial al cruzar el umbral de sus labios. Como si se tratara de un escritor travieso y juguetón perdido en un jardín infinito de frases, sin puntos ni comas, que se pierde en el horizonte. —Amo a mi esposa, y no quiero perderla. Si tan solo me diera una nueva oportunidad, la aprovecharía al máximo. No perdería ni un solo minuto sin estar a su lado.—dijo con esa extraña mezcla de tristeza y amargura que nace en lo más profundo del corazón de quienes han perdido toda luz de esperanza. —La amo… La amo..—repitió con vehemencia–; pero ella no quiere saber nada de mi…— Dos semanas atrás su esposa se había ido de casa. Un lunes, aprovechando que él se encontraba en la estación de gasolina donde trabajaba, “Me cansé de nuestra relación. Fueron casi treinta años de monotonía a tu lado y no soporto más, No tenemos hijos pequeños; ya se crecieron, son hechos y derechos, y definieron su vida. Ahora quiero vivir”, decía la carta que dejó sobre la mesita de noche, en la alcoba que fuera de los dos, ancha y fría. Él no sabía a ciencia cierta cuál era su paradero. Desde que estaba solo, no podía dormir, y si lograba conciliar el sueño, despertaba con desasosiego para comprobar que Raquel no estaba a su lado, como hasta ahora lo había estado, por mucho tiempo. El aburrimiento en el hogar Uno de los peores enemigos del matrimonio es la monotonía. Toma fuerza con el paso del tiempo. Primero como un brote que asoma perezoso—y que generalmente no percibimos a tiempo—para convertirse en un árbol frondoso que destruye todo a su paso. ¿Ha experimentado este fenómeno que golpea tantos hogares y ha destruido tantas parejas? Si es así, es hora de ponerse alerta. No permita que siga extendiendo sus tentáculos porque luego puede ser muy tarde. Hoy es una buena ocasión para comenzar a hacer algo. ¡No todo está perdido! Hace varios años aconsejé a Claudia y James. Estaban a las puertas del divorcio y consideraban inútil todo esfuerzo. A mi recomendación de que le dieran el primer lugar en el matrimonio al Señor Jesucristo, abrieron sus ojos como si acabaran de escuchar un despropósito. “No servirá de nada”, dijeron los dos. Él se encogió de hombros tan solo para llevarle la contraria a ella; sin embargo comprobaron que Dios es real. Si Jesucristo reina en el matrimonio… Recuerdo una ceremonia de matrimonio que me pidieron oficiar para dos líderes muy amados de la congregación. La ocasión fue propicia para referirles sobre un pasaje, sobre el cual dicté también una conferencia en una reciente cena de matrimonios. Se encuentra en el Salmo 127, versículo 1: “Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el SEÑOR no cuida la ciudad, en vano hacen guarda los vigilantes”(Nueva versión Internacional) Las estrategias humanas ejercen influencia pero no transformación y mantienen vivo el amor al interior de la pareja. No desestimo la consejería ni las terapias, por el contrario, valoro su aporte. No obstante quien puede ayudar a salvar su matrimonio, si usted le otorga el primer lugar en su existencia al Señor Jesucristo. La preocupación de Rodolfo por salvar su relación con Rocío terminaba en frustración cada vez, hasta que ella un día le dijo con franqueza: “No quiero volver a hablar contigo. No perdamos más tiempo”, le dijo con rabia en su voz. Solo entonces comprobó aquello sobre lo cual escribió el rey David: “En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde, para comer pan de fatigas, porque Dios concede sueño a sus amados”(Salmo 127:2, Nueva Versión Internacional) ¿A quién perjudicamos? Cuando el matrimonio está en crisis, los principales perjudicados son nuestros hijos. No es justo, pero ocurre y las secuelas de una separación les marcan a ellos para siempre. La Biblia es muy clara al señalar que ellos representan un tesoro para nuestras vidas y merecen el cuidado que podamos prodigarles. De ahí que la separación no es el camino más aconsejable: “Los hijos son una herencia del SEÑOR; sus frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichosos los que llenan su aljaba con esa clase de flechas. Cuando litiguen con ellos en los tribunales”(Salmo 127:3-5, Nueva Versión Internacional) El poder de la oración en el matrimonio Soy un convencido de que la oración desencadena el poder de Dios. Lo libera a favor nuestro. Es algo real y maravilloso. Por eso insisto en recomendarle que si el matrimonio suyo se encuentra en crisis, se vuelva a Dios en oración, con perseverancia. La Biblia nos enseña: “Por eso los fieles te invocarán en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán”(Salmo 32:6, Nueva Versión Internacional) Tratar de salvar el matrimonio en sus fuerzas le llevará al límite del desgaste, como escribe el rey David: “No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Esperamos confiados en el SEÑOR; Él es nuestro socorro y nuestro escudero”(Salmo 33:17, 20. Nueva Versión Internacional) Tenga presente siempre que Dios es quien transforma los corazones. Usted y yo no podemos hacerlo, pero el Señor sí porque modifica la forma de pensar y de actuar de los seres humanos., especialmente entre quienes abren su corazón a Jesucristo. Por supuesto, debe ser un proceso de doble vía: si espero el cambio de mi cónyuge, yo también debo cambiar. Unos consejos finales En mi agenda, la que cargo a mano porque antes que un computador portátil o cualquier otro elemento de ese tipo, todos mis artículos y estudios los escribo a mano, tengo un apunte que comparto con usted a propósito de evitar la monotonía en el hogar. Es el producto de un estudio que desarrolló una firma británica que trabaja concertando citas para futuras matrimonios. Relacionan lo que llaman siete consejos claves: 1.- Compartir un hobbie juntos, desde el mismo noviazgo y hasta la concreción del matrimonio, que les mantenga ligados el tiempo libre. 2.- Que tengan un noviazgo largo con el tiempo suficiente para conocerse el uno a otro. 3.- Esperar por lo menos dos años antes de traer el primer hijo a la vida. Es un período de conocimiento mutuo y madurez. 4.- Prodigarse los dos, por lo menos tres abrazos por día. 5.- Decirse un TE AMO al menos una vez cada veinticuatro horas. 6.- Pasar mínimo tres noches abrazados por cada mes. 7.- Planear al menos dos fines de semana juntos, alejados de hijos y compromisos laborales. Pero recuerde que por encima de todo consejo, el más importante es que le de cabida al Señor Jesucristo en el matrimonio. Cuando Él reina en la familia, y no tomamos ninguna decisión sin antes consultársela a Él en oración, tenemos asegurada la victoria.

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a enfoque.familia@gmail.com

—————————————————————————————————————– ARTÍCULO #2

Su propósito: amar y valorar a su pareja

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Una familia y matrimonio feliz se construye a partir de su disposición de dar amor...

————– Piense por un instante qué tipo de trato da a su pareja. ¿Le trata bien?¿Le hace sentir que le ama?¿Acaso le critica o ha llegado a decir, en medio de una discusión, que esta arrepentido o arrepentida de haberle conocido? ———— Miguel Ángel Tellaeche Bechelani Las primeras cartas de amor que se escribieron Flor y Jorge, eran en papel rústico—hojas de libretas de apuntes, para ser más exactos—y con letras grandes. En dos de ellas hicieron dibujos de un corazón, varias margaritas y un paisaje de un sol ocultándose tras las montañas. Entre sus líneas se leía que toda una vida no iba a ser suficiente para amarse. Lo decían con la fuerza de su alma, convencidos que eran el uno para el otro, y esos sentimientos que iban más allá de la mera atracción y les hacia sentir maripositas revoloteando en su estómago, los cristalizaron en un matrimonio, consumado en una iglesia humilde de Santiago de Cali. La ceremonia tuvo lugar hace nueve años y el testimonio de la sencillez pero grandeza del evento, lo constituyen las fotografías a color que guardan cuidadosamente en un álbum. Son una pareja singular. Jorge padece una discapacidad cognitiva leve, lo que explica el que un día se quedó esperándola con un ramo de flores en el parque de San Antonio, mientras las sombras de la noche bañaban la ciudad. Bien tarde, cuando las estrellas tachonaban todo el cielo, se cansó de esperarla y recordó que la cita la habían acordado para el día anterior. Flor tiene dificultades para caminar. Es la secuela visible de una poliomielitis. Pero aunque camina con dificultad y las distancias le parecen más largas que lo normal, lo hace con gusto, disfrutando cada paso como si fuera el momento más delicioso de la vida. Ella está terminando el bachillerato. La joven pareja trabaja en el mantenimiento de sillas de ruedas y caminadores. En ocasiones reciclan papel, cartón y botellas viejas. No obstante, se aman y eso cuenta mucho. Su mayor anhelo es tener una casita pintada de varios colores, y una motocicleta adaptada, para movilizarse y dejar de lado la vieja bicicleta, a la que le falta un bañito de pintura. Su cónyuge, una enorme bendición Como siervo de Jesucristo he aconsejado infinidad de parejas. Y siempre que esgrimen argumentos para sustentar su deseo de divorciarse, terminamos girando en torno a un elemento esencial: el matrimonio nos ayuda a crecer, nos fortalece y nos permite luchar por metas comunes. El autor sagrado se refirió a este principio bíblico cuando escribió: “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:12). Dios fue quien concibió el matrimonio y, sin duda, no lo hizo pensando en que al menor tropiezo se produjera la ruptura. En absoluto. Él es honrado en un hogar donde hay armonía, comprensión y amor. Y sólo con su ayuda podemos alcanzar ese pleno entendimiento. Recuerde, si estamos unidos como pareja, será posible enfrentar todas las circunstancias difíciles… ¡Hoy es el día para comenzar a valorar a su pareja…! Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a enfoque.familia@gmail.com

————–ARTÍCULO #1

El diseño de Dios para el matrimonio Imprimir E-mail
El diseño de Dios para el matrimonio Es fácil pensar que sólo «otras personas» se divorcian, que su propio matrimonio está de alguna manera inmune al dolor del corazón, a la infidelidad o a las peleas en cuanto a quien se queda con la casa, con el carro y con el perro. Después de todo, ¿quién de nosotros llegaría a la boda si creyésemos que nuestra relación va a terminar en la corte de divorcio?La verdad es que ninguna relación viene con una garantía de por vida. Aun cuando los hombres y las mujeres que crecieron en hogares estables, quienes asisten a la iglesia y se consideran cristianos, que prometen “hasta que la muerte nos separe” pueden ver de todas maneras ver cómo todo se destruye.Como cristianos, sabemos que aplicando los principios bíblicos del matrimonio nos dará un fundamento más fuerte que el de nuestros amigos y vecinos inconversos. Nosotros sabemos esto, pero ¿qué estamos haciendo al respecto? En otras palabras, ¿qué hace que un matrimonio sea «cristiano»?De acuerdo al autor Gary Thomas, no estamos haciendo las preguntas correctas. ¿Qué tal si la relación de ustedes no se trata tanto de usted y su cónyuge como de usted y Dios?En vez de preguntarse por qué tenemos problemas, el asunto más importante es cómo salimos adelante.En el libro “Sagrado Romance”, Thomas no escribió sobre el tema: “Cómo tener una relación más feliz.” En ese libro él pregunta: “¿Cómo podemos usar los desafíos, gozos, problemas y celebraciones del matrimonio para acercarnos más a Dios? ¿Qué tal si Dios diseñó el matrimonio para hacernos tanto felices como santos? MIRANDO AL MATRIMONIO REALÍSTICAMENTE “Tenemos que dejar de pedir del matrimonio algo que Dios nunca diseñó que este pudiese dar: perfecta felicidad, una vida libre de conflictos, y una obsesión idolátrica”, explica Thomas. En su lugar, dice, podemos apreciar el hecho de que Dios diseñó el matrimonio para proveer compañerismo, intimidad espiritual y la habilidad de buscar a Dios, juntos. ¿Así que, lo que Thomas piensa es el concepto más equivocado que los cristianos tienen acerca del matrimonio? “Encontrar un compañero del alma, alguien que nos complete”, dice Thomas. “El problema de buscar en otro ser humano alguien que nos complete es, hablando en términos espirituales, idolatría.” Nosotros debemos encontrar nuestra satisfacción y propósito en Dios…y si esperamos que nuestro cónyuge sea “Dios” para nosotros, él o ella van a fallar cada día. Ninguna persona puede llenar semejante expectativa.” Cada uno tiene días malos, le grita a su cónyuge, o es extremadamente egoísta. Más allá de esas imperfecciones, Dios creó al esposo y a la esposa para ayudarse mutuamente a buscar a Dios. Thomas ofrece un ejemplo: “Cuando mi esposa me perdona…y me acepta, Yo aprendo a recibir el perdón de Dios y también su aceptación. En ese momento, ella está modelando a Dios, revelando la misericordia de Dios hacia mí, y ayudándome a ver con mis propios ojos una realidad verdaderamente espiritual.” Mientras que es fácil ver por qué Dios diseñó una unión centrada en la otra persona para un mí centrado en mi propio mundo, vivir de ese modo es un desafío. Así que cuando los impuestos se acumulan, la comunicación se quiebra y usted está simplemente irritado con su esposo o esposa, Thomas ofrece estos puntos para recordar, los cuales le ayudarán a calmar la tensión: Dios creó el matrimonio como una asociación de lealtad entre un hombre y una mujer. El matrimonio es la fundación más firme para edificar una familia Dios diseñó la expresión sexual para ayudar a las parejas casadas a desarrollar intimidad. El matrimonio es un reflejo del pacto de Dios con Sus hijos. Vemos este último paralelo a través de la Biblia. Por ejemplo, Jesús se refiere a sí mismo como el “esposo” y al Reino de los cielos como a un “banquete de bodas.” Estos puntos demuestran que los propósitos de Dios para el matrimonio se extienden más allá de la felicidad personal. Thomas es rápido en clarificar que Dios no está, por decir, en contra de la felicidad sino que el matrimonio promueve valores aun más altos. “Dios no creó el matrimonio sólo para darnos un sistema placentero para repoblar el mundo proveyendo una institución social permanente para criar hijos. Él plantó el matrimonio entre los humanos como otra señal que apunta a Su propia existencia eternal y espiritual.” Sirviendo a Su Cónyuge Él para la tarde entera en su oficina, otra vez. Ella gasta dinero haciendo cheques que olvida deducir de su chequera. Él se va a jugar al golf en vez de pasar tiempo con los niños. Desde hábitos irritantes hasta situaciones pesadas que parecen imposibles de resolver, el amar al cónyuge durante los tiempos duros no es fácil. Pero las mismas luchas nos conducen también para iluminar lo que valoramos en el matrimonio. “Si la felicidad es nuestro objetivo principal, nos vamos a divorciar tan pronto como la felicidad parezca desvanecerse, dice Thomas. “Si recibir amor es nuestra meta principal, vamos a abandonar a nuestro cónyuge tan pronto como parezca que ellos están menos atentos a nosotros. Pero si nos casamos para la gloria de Dios, para modelar Su amor y compromiso a nuestros hijos, y para revelar Su testimonio al mundo, entonces el divorcio no tiene sentido.” Las parejas que han sobrevivido una situación que podría haberlos llevado a la terminación de su matrimonio, tales como la infidelidad o una enfermedad con riesgo de vida, pueden continuar luchando el resentimiento contenido por años, la ira y la amargura. Así que, ¿Cuáles son algunas maneras de fortalecer una relación que está a la deriva, e inclusive animarles a tener una relación saludable? Thomas ofrece las siguientes sugerencias: Enfóquese en los puntos fuertes de su cónyuge, en vez de en las debilidades. Anime, en vez de criticar. Ore por su cónyuge en vez de chusmear acerca de ellos. Aprenda y viva lo que enseña Cristo acerca de relacionarse y amar a otros. Las parejas jóvenes de una manera especial pueden beneficiarse con este consejo. Después de todo, muchos recién casados no están adecuadamente preparados para hacer la transición de verse mutuamente varias veces a la semana, a de pronto tener que compartirlo todo. Las posibilidades incluyen que algunos hábitos molestos y conductas nada atractivas puedan surgir. Sin embargo como cristianos, somos llamados a respetar a todos, incluyendo a nuestro cónyuge. Con una relación centrada en Cristo, una actitud centrada en la otra persona y un compromiso innegociable de hacer que el matrimonio funcione bien, éste florecerá tal cual Dios lo ha diseñado